Este
pueblo ocupó la parte occidental de la
Meseta, en frontera con la Lusitania,
desde el Guadiana al Duero. Fijar sus
límites es muy complicado dados los
cambios que sufrió la zona del Duero,
donde los vetones en la época romana se
apropiaron de un territorio, que
comprendería no sólo Salamanca, sino
otras poblaciones, llegando hasta
Albocela o Arbocala (Toro), Ocelum Duri
u Octodurum (Zamora).
Por el Sur, la ciudad de Laconimurgi,
citada por Plinio y Ptolomeo, plantea otro problema. El primero la
sitúa entre los célticos de la Bética, y el segundo, en territorio
vettón. Si se supone que se trata de una misma
ciudad y se identifica con Constantina, en la provincia de Sevilla, o
aún con Puebla de Alcocer, en la de Badajoz, tendríamos una extensión
muy grande de los vetones hacia el Sur, así como la posibilidad de que
en ello se reflejaran movimientos y oscilaciones de fronteras
tribales. |

Vista del
castro de Las Cogotas, Avila |
Por el Este parece que les correspondía
a los vetones la ciudad de Oliba (Ávila). Por el occidente llegarían por lo menos hasta
Cottaeobriga (Almeida, en Portugal).
De su territorio propio son las ciudades de
Mirobriga o Augustobriga (Ciudad Rodrigo), Cottaeobriga (Almeida), Lancia
Oppidama (entre Valverde y Mosanto, en Portugal), Capara (venta de
Caparra, Guijo de Granadilla, cerca de Plasencia), Lama (Baños, provincia
de Cáceres), Sentica (Frades de la Sierra, provincia de Salamanca), aparte
Manliana y Deobriga, de Ptolomeo, cuya localización no puede precisarse (Monleón
y Béjar, respectivamente, según otros autores).

Estructuras
de habitación, Raso de Candeleda, Ávila |
La impresión que producen los
vetones de ser una población arrinconada por sus vecinos,
indicaría su carácter indígena, siendo ocupados los lugares
estratégicos o vías importantes de su territorio por los
celtas, en su marcha hacia Portugal, y a ellos deberían los
nombres célticos que se encuentran en sus ciudades, situadas
en los lugares importantes de paso. |
L Como afirma Álvarez citando a
Estrabón, Plinio y Ptolomeo. la zona nuclear de los vettones debió
situarse entre los ríos Tormes, Duero y Tajo, unos 30.000 km2:
suroeste de Zamora, la casi totalidad de Salamanca y Avila, la zona
occidental de Toledo la mitad oriental de Cáceres.
SU DENOMINACIÓN:
VETONES O VETTONES.
Las fuentes clásicas
suelen utilizar doble T para Vettones. Escribirlo con una o con dos
Tes se ha reducido a una cuestión de gustos aunque la mayoría de los
lingüistas del español recomiendan utilizar sólo una, ya que las
dos Tes es un grupo consonántico que no existe en el castellano
actual.
El origen del nombre, según Manuel Salinas de Frías, en función de la
belicosidad que atestiguan los autores clásicos sobre los vettones, se
identifica vettones con el vocablo céltico
uikta, lucha. Podríamos traducir vettones, como hombres
de la guerra, luchadores o guerreros.
LA CRONOLOGÍA
Según Almagro Gorbea entre el 750 y el 500 a.C. se produjeron una
serie de movimientos de unas determinados pueblos que podríamos
encuadrar en el mundo céltico, que penetraron en la Península Ibérica
por los Pirineos y que procedían de la zona del Rin y no de Aquitania o el Languedoc. Estos grupos al entrar en la Península se
encuentran con el Valle del Ebro superpoblado y no tienen otra opción
que desplazarse hacia la zona occidental de la Meseta.
En la zona del
Duero se impone hacia el año 700 a.C. la denominada cultura de Soto de
Medinilla, por su yacimiento principal, que en su expansión se encuentra
con las gentes asentadas en Salamanca y Ávila, donde habitan los vettones,
cuya asignación al entorno céltico es compleja.
Hacia el año
500 a.C. se suele admitir la presencia de movimientos célticos
que provocan desplazamiento de otros pueblos del interior de la
Península. Menéndez Pidal interpreta estos desplazamientos con
los de los umbros y oscos atestiguados en Italia.
No se pueden
precisar los motivos, pero existe un reajuste en los patrones de
poblamiento en el interior de la Península, los poblados se
fortifican. |

Murallas,
primer recinto, Mesa Miranda, Chamartín de la Sierra
Ávila |
El colapso del mercado
oriental, la caída de las ciudades fenicias y en consecuencia la
preponderancia de Cartago, desplaza el comercio del interior de Europa a
las costas dominadas por los púnicos. Existe una gran crisis entre las
elites aristocráticas de la zona del Tajo t un desplazamiento de los
ganaderos hacia el sur de la Península
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