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Programa
Mitológico principal del templo:
Tan solo unas breves
notas para comprender los principales temas que fueron utilizados en la
decoración escultórica de este edificio:
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Gigantomaquia
(lucha entre los Gigantes y los Dioses). Lucha
entre los Gigantes (hijos de Gea, quien los engendró con intención de
que vengaran a los titanes, a quienes Zeus había encerrado en el
Tártaro) y los dioses. Cuando nacieron, declararon la guerra a los
dioses disparándoles como dardos árboles encendidos y enormes rocas.
Fueron derrotados por los dioses que contaron con la ayuda de Heracles,
hijo de Zeus. Algunos de ellos fueron enterrados vivos bajo el Etna o
precipitados al Tátaro.
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Amazonomaquia
Las amazonas eran mujeres guerreras .Vivían en los
confines del mundo conocido. Se supone que eran un resto de una sociedad
matriarcal. No admitían hombres. Sólo se apareaban algún día al año,
para asegurar su descendencia - sólo femenina; se deshacían de los
niños. Puede ser interpretado como parábola de la invasión persa de
Grecia.
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La
guerra de Troya o Iliupersis.
Narrada por Homero en
La Ilíada. Una gran coalición de estados griegos, encabezados por
Agamenón, rey de la poderosa Micenas que da nombre a toda la Cultura
Micénica, emprendieron una expedición para conquistar Troya, la poderosa
y rica ciudad que guardaba el paso de los Dardanelos en la actual costa
turca. La guerra duró 10 años y al final Troya fue conquistada, saqueada
y destruida por estos reyes micénicos a los que Homero llama "aqueos".
Homero describió Troya y describió a sus enemigos micénicos con toda
precisión.
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Pugna
entre Atenea y Poseidón por el dominio del Ática
(frontón occidental.
del Partenón). Los dioses clásicos fundan lugares sacros y conceden
a los hombres los bienes de la cultura y de la vida. Atenea plantó
el olivo y Poseidón hirió con su tridente la roca de la Acrópolis,
que alumbró agua salada. Dioses, héroes y divinidades fluviales
asisten con gran expectación al certamen mítico de la fundación del
Ática. Los dioses deliberan y eligen ganadora a Atenea
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Poseidon.
Dios del mar, hijo de Cronos y de Rea. Cuando dividió con sus
hermanos la herencia paterna, le tocó el imperio de las aguas. Su
madre le libró al nacer de ser devorado por su padre, y entregó al
niño a unos pastores, que le criaron como hijo suyo. Se casó con
Anfitrite. Tenía su morada en lo más profundo del mar Egeo y viajaba
en una carroza tirada por hipocampos. Luchó al lado de Zeus en la
guerra contra los Titanes. Envió al Ática el terrible toro de
Maratón y a Creta al que fue padre del Minotauro. Era igual a Zeus
en dignidad, aunque inferior en poder, y algunas veces conspiró
contra el padre de los dioses. Los monstruos marinos le reconocían
como rey, y el Océano abría para él todos sus caminos. Furioso
contra Laomedonte, intervino en la guerra de Troya a favor de los
griegos, participando en muchas batallas y dando muerte él mismo a
numerosos troyanos. Persiguió con su cólera a Ulises por haber
herido a Polifemo. Habiendo predicho Zeus que tendría preeminencia
en el Ática aquel dios que aportase el presente más útil para los
hombres, Poseidón, de un golpe de su tridente contra la tierra, hizo
surgir el caballo. Era representado en su carro y empuñando el
tridente. Se le hacían sacrificios de toros y de corderos. Tuvo
gran número de amantes e hijos, y muchos héroes se enorgullecían de
llevar su sangre.
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Atenea Pártenos
de Fidias.
Hija de Zeus y de Metis. Según la tradición nació de la cabeza de su
padre, adulta y armada del escudo y la lanza. Se la conocía también
con el nombre de Palas Atenea. Igualaba en sabiduría a Zeus y
sobrepujaba a los demás dioses. Se le atribuía la invención de las
ciencias, del arte y de la agricultura, habiendo dado a los griegos
el olivo y el arado. Presidía la autoridad de los estados y de las
leyes. Los atenienses la consideraban su protectora, y de su nombre
deriva el de la ciudad, donde instituyó el Areópago o asamblea.
Según la tradición, bajo el reinado de Creope, ella y Poseidón
contendían por la posesión de Atenas. Los dioses prometieron que
correspondería al que hiciese el don más útil a los hombres.
Poseidón, de un golpe de su tridente hizo surgir un caballo y
Atenea, un olivo, que los dioses decretaron como más útil a los
hombres. En la guerra de Zeus contra los gigantes defendió a su
padre luchando a su lado, y sepultó a uno de aquéllos, Encelade,
bajo la isla de Sicilia. Homero nos cuenta que participó en la
guerra de Troya, protegiendo a los griegos. En muchos de los
combates tutelaba a los héroes griegos, moviéndose alrededor de
ellos para librarlos de las asechanzas del enemigo. Se la
representaba, como una joven de majestuosa hermosura, armada de
lanza y escudo, con la cabeza cubierta por un casco de alto penacho.
Conservaba su virginidad celosamente, sin participar en los amores
de los otros dioses. El adivino Tiresias fue cegado por haberla
sorprendido bañándose. Rechazó las pretensiones de Hefesto, que la
deseaba. En Atenas se instauraron en su honor las fiestas
Pantaneas, una de cuyas escenas puede verse en el friso del
Partenón.
La decoración: los
mármoles del Partenón
La supervisión
artística general de la Acrópolis fue confiada a Fidias. La decoración
escultórica de este edificio era una obra imposible para un solo
artista, Fidias reunió a un grupo de escultores y renunció a una
homogeneidad total. Este era uno de los templos mas
abundantemente decorado. Sus acróteras eran de carácter vegetal. Se
crearon tres grupos de esculturas para adornarlo, a saber: las metopas,
el friso y los frontispicios. Las metopas y el friso constituyeron una
parte de la propia estructura del Partenón. |

Esculturas del Partenón (AMPLIAR) |
En cada extremo del templo se encontraban en el gran espacio triangular
las estatuas del frontispicio en altorrelieve. Estas esculturas han
sufrido tanto daño que en la actualidad sabemos lo que representaban
solamente por los testimonios de Pausanias, que vivió alrededor del 140
d. C. De acuerdo con él, las esculturas en el frontón oriental
representaban el nacimiento de Atenea de la cabeza de Zeus, y las
esculturas en el frontón occidental representaban la lucha entre Atenea
y Poseidón por la tutela del Ática. Diecisiete estatuas del frontón,
incluyendo una Cariátide y una columna del Erecteión, se encuentran en
el Museo Británico.
En el interior del
templo se encontraba la estatua de la diosa Atenea, la cual medía
alrededor de 12 m de altura y estaba decorada con oro y marfil. Esta
estatua fue dañada por el fuego alrededor del año 200 a.C. y se cree que
fue reemplazada por una nueva estatua en el 165-160 d. C. Esta estatua
no sobrevivió a la Antigüedad.
La equilibrada y
vigorosa armonía del edificio, tiene sin embargo su más alta expresión
en las esculturas que le adornan. La decoración escultórica, que se
realizó entre los años 447 y 432 a.C., es la plasmación de un lenguaje
formal homogéneo llamado posteriormente "estilo Partenón" y en el se que
recoge la estética clásica, sin duda, atribuible a Fidias, amigo
personal de Pericles, y a sus colaboradores. Buena parte de estas obras
fueron realizadas por Fidias, sin que se sepa con exactitud cuáles, pues
cuando fue procesado aún no estaba terminada. Se cree que sus
colaboradores tuvieron que terminarlas apoyándose en modelos de arcilla
o escayola que el artista habría hecho a modo de bocetos y que luego
ellos esculpieron en mármol del Pentélico.
Las metopas y el friso
Las metopas eran
esculturas individuales en altorrelieve. Existían 92 metopas, 32 en cada
lado y 14 en cada extremo, cada una de las cuales estaba separada de las
que se encontraba al lado por un simple adorno arquitectónico llamado
triglifo. Las metopas estaban situadas alrededor del edificio, sobre la
fila exterior de las columnas y representaban varias batallas míticas.
En el lado norte encontramos escenas de la guerra de Troya, en el lado
sur se mostraba una batalla entre los
griegos y los
Centauros, en el lado oeste aparecen los Dioses Olímpicos luchando
contra los Gigantes y en el lado este se representaba una batalla entre
los Griegos y las Amazonas.

Centauro y lapita |
De las 92 metopas
originales, 39 se encuentran en Atenas y 15 en Londres. La metopas de
los lados este, norte y oeste fueron deliberadamente cercenadas, o por
cristianos o por los musulmanes.
La única metopa
superviviente del lado norte fue respetada quizá por que tiene una
apariencia cristiana, parece representar la anunciación, y se cree que
las del lado sur fueron respetadas porque los animales mitológicos, como
los centauros, a veces aparecían en la iconografía cristiana.
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En cada una de las
fachadas menores había catorce metopas y treinta y dos en cada uno de
los lados, en total 92, todas ellas con altorrelieves; éstos muestran,
en la parte este, la lucha de los dioses contra los gigantes y, en la
parte oeste, la lucha de los griegos contra las amazonas; en el lado
norte, las luchas contra Troya y, en el meridional, las luchas contra
los centauros.
El friso tenía 160 m
de largo y estaba situado sobre la línea interior de columnas. Se
trataba de una escultura alargada continua en bajorrelieve, la cual
representaba la procesión al templo durante el festival de las
Panateneas. El friso se componía originalmente de 115 paneles, de los
cuales aún existen 94, ya sea intacto o dañado. En Atenas se encuentran
36, en el Museo Británico 56 y en el Louvre, una.
En contraste
con estas composiciones heroicas se desarrollaba bajo el gran
pórtico un friso con una procesión en la que desfilaban todos
los ciudadanos de Atenas, los cuales, representados en su
diversas categorías acudían fielmente al santuario de la
Acrópolis. Era una ceremonia cívica que en la celebración de las
Panateneas congregaba cada año a todo el pueblo de Atenas (y con
mayor solemnidad cada cuatro años) para llevar un nuevo manto a
la diosa. |

Detalle del de los jinetes, friso del Partenon |
El antiguo
ídolo de madera necesitaba que se le vistiera con un manto o peplo de
lana tejido por las muchas vírgenes, panateneas, consagradas a la diosa;
después la costumbre se transformó en tradición, cuya ceremonia
consistía en que el sacerdote recibía el peplo a la puerta del Partenón
y lo colgaba durante todo el año en la cella, junto a la estatua de la
diosa.
El friso, que da la vuelta a todo el edificio, en un recorrido de
160 m. está grabado en un bajorrelieve con figuras de un tamaño mitad
del natural que forman una comitiva formada por viejos con manto, largas
filas de muchachas y matronas, jóvenes a caballo, sacerdotes y
personajes de la aristocracia ateniense, todos encaminados hacia la
fachada oriental, donde estaba la entrada. Naturalmente no faltan los
doce dioses superiores, aquí deben destacarse Poseidón, Apolo, Artemisa,
y todos los demás dioses que han descendido del Olimpo y están presentes
y visibles en la solemnidad de la ofrenda del peplo, pero no parece que
tomen parte en la procesión, son testigos fedatarios del acontecimiento
que sentados están sumidos en sus conversaciones.

Detalle de la
procesión, friso del Partenón |
La novedad de
este friso no está en haber incluido un tema de la vida civil en
la decoración de un templo, sino más bien en el naturalismo con
que está representado cada uno de los grupos humanos. Las
esculturas del Partenón son, por muchos conceptos, el más alto
resultado artístico que ha producido la Humanidad. Desde la antigüedad se ha alabado su perfección. Pericles las calificaba de "milagro sorprendente" y reprochaba a los
atenienses que no supieran admirarlas. Plutarco, con sencillez estoica
dijo de ellas: "Lo que hace más admirable aquellas obras es que se hayan
ejecutado en tan corto tiempo para tan larga vida". |
En la distribución de
esta obra escultórica se deja ver el sentido espiritual de su
concepción; está repartida en la fachada, metopas y frontones, y
en el interior, aparte de la desaparecida colosal estatua criselefantina
de la diosa Palas Atenea Parthenos, debajo del friso sin triglifos,
corre un bajorrelieve continuo que representa la "Procesión de las
Panateneas". El conjunto de esta decoración nos ha llegado muy mutilada
como consecuencia de los avatares que este templo ha corrido en su
historia. De los grupos escultóricos que decoraban los frontones, quedan
tan sólo una cuantas estatuas, cuya disposición es conocida gracias los
apuntes que en directo tomó el pintor francés Carrev que acompañaba, en
1674, a un embajador de Luis XIV en Constantinopla.
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