TUMBA DE SERVILIA: Indicios de un enterramiento con ritual egipcio

en la necrópolis romana de Carmona

 

 

 

El recipiente con agua sobre una mesa:

El agua fue en Egipto un símbolo de vida, de limpieza y purificación. Todas sus grandes festividades religiosas estaban relacionadas con el Nilo, es decir, con el agua divinizada. El efecto que su frescura produce al entrar en contacto con la piel se asociaba con la reanimación de los cadáveres, debido a lo cual llegó a simbolizar al propio dios Osiris. Todavía hoy, la iglesia copta rememora las purificaciones faraónicas poniendo un gran recipiente de barro sobre una mesa, para llenarlo con agua que será  bendecida después[6], dejándola así apta para su utilización ritual.

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TUMBA DE SERVILIA

 

 

Necrópolis de Carmona

(AMPLIAR) 

 

 

 

1c. Planta Tumba de Servilia

(AMPLIAR)

 

Principales estancias, Tumba de  Servilia

(AMPLIAR)

 

XIVa Máscara de Anubis con mandíbula móvil

 

XIVb Mascara de Anubis rígida

 

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La palma:

En Egipto la hoja de palmera pelada representaba al dios Heh, personificación de la eternidad. Sólo esta simbología justificaría su presencia en el ritual funerario, pero la morfología de la representación jeroglífica y pictórica de la palma completa es tan parecida a la pluma que representa a la diosa Maat y a la flor de la caña, que se necesite cierta experiencia para diferenciarlas.

Cualquiera de estos dos conceptos, Justicia y Eternidad, encajan perfectamente en la escena pintada en la Tumba de Servilia; incluso, la flor de la caña tuvo su lugar en la simbología egipcia de la resurrección, ya que en algunas mastabas del Imperio Antiguo se pintó al resucitado sentado frente a un velador conteniendo flores enhiestas de caña como única ofrenda funeraria.

Puede que el origen de la asociación de la palma con Anubis esté en la grafía egipcia de su nombre. En la escritura jeroglífica comienza con el sonido de la primera vocal, representada por una flor de caña que, como acabamos de ver, puede confundirse fácilmente con una palma o una pluma de avestruz.

Durante el Imperio Nuevo, en una columna de la tumba nº 40 del Valle de las Reinas (Luxor), se representó un Anubis caminante, con una hermosa palma en su mano derecha (Lámina XIII).

XIII. El dios Anubis, con una palma en la mano, de un pilar de la tumba anónima nº 40 del Valle de las Reinas, en Luxor (Egipto).

 

A lo largo de los siglos la palma no ha perdido ni un ápice de su significando venturoso, pasando por la liturgia isíaca del siglo I d.C. En este comienzo de era, Isis, la “Maga de los diez mil nombres”, era una divinidad monopolizadora de las funciones de casi todos los dioses del panteón egipcio y su culto se había extendido por todo el ámbito grecorromano.

XIVc Sacerdote representando a Anubis

El dios Anubis se escapó de este sincretismo, pero quedó asociado a la diosa, muy especialmente en el ritual funerario (Láminas XIVa, XIVb y XIVc).

En su aspecto protector de los muertos Anubis fue adorado por los egipcios como “Señor de las Necrópolis” y como inventor del embalsamamiento fue llamado “El que está en el vendaje”.

De su culto en época romana quedan testimonios muy elocuentes en dispares puntos del Imperio romano.

Por ejemplo, en la “Tumba de la Gladiadora”, datada en el siglo I d.C. y hallada en la necrópolis romana cercana al Anfiteatro de Londres, se encontraron restos de tres lucernas con la efigie de Anubis.

Procedentes respectivamente de Itálica y de Acci, en el palacio sevillano conocido por Casa de Pilatos y en el Museo Arqueológico de la misma ciudad se conservan sendos pedestales en los que están esculpidas imágenes cinocéfalas de Anubis.

En un salto geográfico, pero sin apartarnos del siglo primero, la necrópolis alejandrina Tigrane-Pachá nos ofrece tres ejemplos pictóricos de la importancia mágica que se le dio a la palma en el momento sublime del renacimiento eterno[7] (Láminas XVa, XVb y XVc).    

Alternando la interpretación de las imágenes con la consulta a un texto de Apuleyo[8] se ratifica lo expuesto, ya que en las procesiones isiacas del siglo I desfilaba un sacerdote que, personificando a Anubis y tocado con una máscara de perro negro, agitaba entre sus manos una palma verde.

Por lo expuesto, no es aventurado suponer que estas dos manos portadoras de una palma que se ven en las pinturas del corredor de la tumba de Servilia sean lo que quede de una figura del dios Anubis.

XVa Tumba de Tigrane-Pachá. Camara 1

XVb Tumba de Tigrane-Pachá. Camara 2

XVc Tumba de Tigrane-Pachá. Camara c

El espíritu que está siendo juzgado:

Como personaje principal del drama representado, una joven señora aparece en postura de gran dignidad, no exenta de expectación ante el inminente resultado del Juicio al que se somete. Peinada según la moda romana del siglo I d.C., sobre su negro pelo destacan lo que parecen unas cintas blancas, anudadas sobre la nuca para sujetar la redecilla que le rodea el moño bajo. Su torso se envuelve en un manto de color azul turquesa oscuro, de aspecto grueso, recordando a quien se dispone a emprender un viaje, que en este caso sería el definitivo.

Al ser sólo visible hasta la cintura no puede asegurarse cual era su postura al ser retratada, ya que hasta el suelo hay espacio suficiente para acogerla representada de pie. Sin embargo, dada la altura a la que aparecen las manos con la palma cabe pensar que Servilia estuviera entre sentada o arrodillada. De cualquier modo, el aparecer de perfil también encaja perfectamente con el patrón egipcio.  

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[6] PABLO DE JEVENOIS: “La continuidad del mundo antiguo en el arte y la cultura de los coptos”. Egipte. Entre el Sol y la Mitja Lluna. Barcelona, 1999, pp. 39-96.

[7] La tumba conocida con el nombre de Tigrane Pachá está en Alejandría y se encuentra a corta distancia de las intricadas catacumbas de Kom el-Chugafa. A simple vista, ambos monumentos se diferencian por la modestia de los elementos decorativos: en Tigrane Pachá se utilizó simple pintura sobre la pared, mientras que Kom el-Chugafa se abigarró con esculturas y relieves policromados, de dudoso gusto en la mayoría de los casos. Pero fundamentalmente difieren por el concepto básico de su finalidad. Mientras que en la gran catacumba los artesanos representaron creencias clásicas con matices estilísticos egipcios, la tumba Tigrane se realizó con modelos del mundo clásico para que en ella se consumara el milagro de la resurrección, siguiendo la antiquísima religión egipcia: a) el cuerpo embalsamado es activado por Isis y Neftis, b) el difunto se reanima para, finalmente, c) alcanzar la feliz vida eterna. 

[8] APULEYO: El Asno de Oro. Libro XI, 11, 1.

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