TUMBA DE SERVILIA: Indicios de un enterramiento con ritual egipcio

en la necrópolis romana de Carmona

 

 

 

 

Imágenes identificables en los restos de pintura del corredor:

Habiendo revisado someramente estos elementos arquitectónicos, a los que se aludirá posteriormente, nos centraremos en la decoración pictórica del corredor que, a pesar de su mal estado, son las mejor conservadas de la tumba. Los frescos ejecutados en la pared oeste con pigmentos diluidos en agua se aplicaron sobre un mortero de estuco de entre 1 y 2 cms. de grosor, quedando aún algunos fragmentados en su lugar original. Estos restos coloreados se dispersan en el área central de pasillo, ocupando unos dos metros y medio de los cuatro que aproximadamente mide la pared, aumentando su deterioro cuanto más cercanas están de ambas entradas.

 

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TUMBA DE SERVILIA

 

 

Necrópolis de Carmona

(AMPLIAR) 

 

 

 

1c. Planta Tumba de Servilia

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Principales estancias, Tumba de  Servilia

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VII. Manos sujetando una palma

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VIII. Dama romana, probablemente Servilia (AMPLIAR)

 

IX Detalle de la Balanza (AMPLIAR)

 

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 Afortunadamente algunos de los detalles pintados hace unos dos mil años todavía pueden identificarse con fiabilidad.

A la izquierda de la escena puede verse una mesa con un recipiente de boca ancha, que por su aspecto pudiera ser de cerámica o bronce, el cual parece contener un líquido (Lámina VI). Avanzando hacia la derecha hay una zona totalmente perdida, a la que sigue el trozo de estuco policromado más grande y mejor conservado.

A partir de la rotura, del borde del estuco emergen dos manos sujetando erguida una palma verde (Lámina VII) arqueada sobre el perfil de una elegante mujer (Lámina VIII), que desde el descubrimiento de la tumba se consideró un retrato de la dama hispano-romana llamada Servilia, en cuya memoria se erigió el monumento funerario.

VI. Caldero, pintura

La mujer, que sólo es visible hasta la cintura, tiene la mirada puesta en una balanza que parece flotar delante de ella (Lámina IX). Por encima del conjunto, más arriba de la palma, se perciben restos de una franja de unos treinta centímetros de pintura azul verdosa, muy oscura, que podría haber enmarcado toda la escena.

X. Dibujo antiguo del panel del corredor

Antes de que el arquitecto sevillano Alfonso Jiménez efectuara la última limpieza y consolidación de estas pinturas[3], lo que hoy podemos asegurar que es una la balanza eran sólo visibles tres líneas convergentes en su extremo superior (Ilustración X).

Lo insólito de la representación dentro del ámbito funerario romano llevó a falsas interpretaciones, siempre apoyadas en que esta era una escena doméstica[4].

En cambio, ahora, teniendo la evidencia de que se trata de una balanza completa, habrá que cambiar este concepto.Ya no estamos ante el retrato de una señora acomodad que entretiene su ocio charlando con amigas o tañendo un instrumento de cuerda, como se ha dicho, y lo que estamos contemplando es algo mucho más trascendente:

 Servilia, después de muerta, se está sometiendo a un juicio que habrá de determinar si es digna de conseguir la vida eterna (Ilustración XI).

La aseveración es tajante porque todos y cada uno de los elementos conservados se ajustan al ritual del pesaje del corazón que los egipcios usaron al representar su ansiado paso a la otra vida, y no nos deben confundir el estilo y la técnica empleados en su ejecución, puramente romanos, con el contenido intrínseco de la obra.

XI  Dibujo del mismo panel en la actualidad, realizado por la autora (AMPLIAR)

La aparente ausencia de materiales arqueológicos asociados con un templo dedicado a los cultos orientales en Carmona, como bien apunta Jaime Alvar  [5], no significa que sus habitantes fueran indiferentes a una religión que había prendido con fuerza en las costas mediterráneas, muy especialmente en la capital de Imperio y en la Bética hispana. De modo que, siguiendo su criterio, habría que sospechar la implantación de cultos nilóticos en esta ciudad tan importante, máxime si examinamos a fondo los detalles arquitectónicos y los restos de pinturas del pasillo de la Tumba de Servilia.

La relación existente entre la psicostasia faraónica y los elementos visibles de la pintura del corredor de la tumba de Servilia:

Los papiros funerarios del Imperio Nuevo (1550-1070 a.C.) recogen abundantemente las secuencias de psicostasia, desarrollada en este orden: después de la purificación del cuerpo embalsamado por medio del agua, se procede a darle sepultura, rodeado de sus enseres más preciados, mas los alimentos y bebidas que pudiera necesitar en su nuevo y misterioso estado. Ahí termina el aspecto material del enterramiento. Pero al espíritu del muerto le quedaba un largo y peligroso camino por recorrer, que también se plasmaba en las antiguas imágenes. Así vemos cómo la parte intangible del ser humano es guiada por Anubis, deidad protectora de las necrópolis, hasta La Sala de las Dos Verdades, donde el mismo dios vigila se ocupa del fiel de una balanza que ha de decidir el futuro del recién ingresado en le mundo de ultratumba (Lámina XII).

XII.  Escena de psicostasia del papiro egipcio de Sha-My.

En un platillo de esta balanza se deposita el corazón del finado, órgano considerado depositario de las obras y pensamientos que tuvo en vida; en el otro platillo, a modo de contrapeso, se utiliza una ligera pluma de avestruz en representación de la Maat, señora de la Verdad la Justicia y el Orden Cósmico. Como notario del acto actúa el dios Thot. Si el corazón está libre maldad -cosa que siempre ocurría siempre en estas hermosas viñetas- otro dios, Horus, presentaba al aspirante ante el supremo Osiris, entronizado como dueño y señor del mundo de la regeneración o resurrección, dispuesto a hacerle partícipe de su reino de ultra tumba.

Aunque este patrón, tantas veces reproducido por los escribas, tiene otra versión textual en el capítulo CXXV del Libro de los Muertos, donde se denomina Confesión Negativa, en la que están presentes las diosas clónicas Isis y Neftis simbolizando los Ojos de Osiris, reconociendo el protagonismo mágico que ambas diosas tenían en el proceso de la momificación y en el despertar a los muertos.

Conociendo estos antecedentes ahondemos ahora en el mensaje litúrgico que contienen los elementos pintados en el pasillo de la Tumba de Servilia.

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[3] Según la información recibida directamente del Museo de la Necrópolis de Carmona, los trabajos de ALFONSO JIMÉNEZ no se han publicado.

[4] Según L. ABAD CASAL y M. BENDALA GALÁN, el primer dibujante de las pinturas de la Tumba de Servilia, Rodríguez Jaldón, describió a la dama “con el brazo derecho extendido y el izquierdo apoyado sobre las rodillas, bastante inclinada hacia delante y al parecer en coloquio con otras que tuviera a su lado y a quienes entrega o de quienes recibe algún objeto o una dádiva. Fernández Chinarro opina en cambio que la figura se halla tocando un arpa o instrumento de cuerda, hipótesis por la que nos inclinamos”. “La tumba de Servilia de la Necrópolis romana de Carmona: Su decoración pictórica”. HABIS, 6. 1995, Sevilla,, pp. 295-325.  

[5] JAIME ALVAR (2001): “El panteón de Carmona: destellos de la vida religiosa en una ciudad hispanorromana”. CARMONA ROMANA. Sevilla, pp. 477-489.

 

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