TUMBA DE SERVILIA: Indicios de un enterramiento con ritual egipcio

en la necrópolis romana de Carmona

 

 

 

 

Debido a su monumentalidad y a los hallazgos arqueológicos que ha proporcionado, valiosas claves para la identificar a su propietaria, no cabe duda de que la Tumba de Servilia es la más espectacular de la necrópolis romana de Carmona.

Desde su descubrimiento y vaciado, la sorprendente ruina ha sido motivo de diversos estudios y restauraciones, que han incluido los restos de la pintura parietal del corredor que une la cámara cupuliforme con la galería cubierta. Lo que allí se representó hace unos dos mil años debió ser una escena completa y coherente, por desgracia hoy reducida a los fragmentos aparentemente inconexos que han propiciado diversas interpretaciones, todas ellas de carácter puramente doméstico.  

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TUMBA DE SERVILIA

 

 

 

Necrópolis de Carmona

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Tumba de Servilia

 

 

1c. Planta Tumba de Servilia

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Principales estancias, Tumba de  Servilia

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IV Cámara subsidiaria

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V. Puerta con umbral negro entre el corredor y la galería

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 Sin embargo, comparando la semejanza de estos restos con los elementos básicos que componen las psicostasias de la religión osiríaca, se comprueba que la pintura plasmada en el corredor encaja perfectamente con las creencias funerarias de los antiguos egipcios y su modo de representarlas. Reforzando esta evidencia, el conjunto arquitectónico cuenta con otros elementos precisos para reforzar la teoría de que la decoración del corredor no es un hecho casual y aislado dentro del monumento, sino que toda la construcción formó parte del plan litúrgico completo que necesitó Servilia para conseguir la vida eterna.

DESARROLLO

La ciudad de Carmona, ubicada a unos 30 Kms. de Sevilla, debido a la posición estratégica de la meseta rocosa sobre la que se asienta y a las posibilidades agrícolas de la extensa vega del río Corbones que la rodea, ha incentivando el desarrollo de colectivos humanos, al menos desde el Neolítico. Su orografía, que la hace inexpugnable en casi todo su perímetro, se vio reforzada durante la etapa tartésica con una torre defensiva, edificada en la parte sudeste que es donde falta la protección natural.

Cuando Carmona se convirtió en una colonia cartaginesa, los invasores africanos levantaron un magnífico baluarte sobre la antigua torre, que se volvió a retocar durante la romanización de la ciudad y en épocas posteriores.

Este monumento conocido actualmente como Puerta de Sevilla y es una de las joyas arquitectónicas de la ciudad.

Saliendo por dicho bastión hacia la llanura, se conservan otros dos monumentos romanos importantes: el anfiteatro y una necrópolis con enterramientos fechados en los siglos I y II d.C. (Lámina Ia).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1a.- Vista aérea de la necrópolis romana de Carmona.

Esta necrópolis, descubierta por el arqueólogo Jorge Bonsor en el año 1868, debe su interpretación al meticuloso trabajo de Manuel Bendala Galán, publicado el año 1976, y el estudio de las pinturas de la Tumba de Servilia, a una colaboración entre éste mismo autor y Lorenzo Abad Casal, la cual vio la luz un año antes.

Sin entrar en descripciones exhaustivas, diremos a grandes rasgos que la Tumba de Servilia está compuesta por dos ambientes muy bien diferenciados entre sí. El de mayor tamaño, y a cielo abierto, es un gran patio rectangular porticado y excavado en la roca natural, con un pequeño estanque central (Lámina Ib). El otro, adosado al patio por los lados noroeste y suroeste, es un recorrido hipogeo de traza desigual, donde se suceden cámaras y pasadizos que aportan a la tumba su aspecto más original (Lámina Ic).

La galería: El lado noroeste estuvo compuesto en su totalidad por una amplia galería cubierta por una bóveda de cañón rebajada, hoy parcialmente hundida. La pared que la separa del patrio está provista de tres puertas y cuatro ventanas de comunicación con el espacio a cielo abierto (Lámina II) y, en la pared opuesta, la galería tiene un edículo.

II. La Galería

El edículo: Se encuentra a mitad del recorrido de la galería, en la pared ciega, y es una cámara de planta rectangular, igualmente abovedada y en mejor estado de conservación que la galería. La importancia de esta elaborada oquedad se resaltó por un marcado umbral de mármol negro que forma un peldaño. Este recinto estuvo provisto de un cierre[1], hoy inexistente, pero que dejó el testimonio de su presencia en las ranuras verticales abiertas en el alcor natural, una a cada lado del escalón de mármol negro que resalta la entrada.

Los tres espacios subterráneos del lado sudoccidental: Contrastando con la amplitud y regularidad de la galería, igualmente excavados en la roca, comunicados entre sí y con la galería, hay tres sorprendentes espacios que siguen el trazado del patio.

III. Sala cupuliforme

El más grande, llamado vestíbulo, en la actualidad tiene una puerta y un ventano abiertos al patio que, por los motivos expuestos más adelante consideramos posteriores a la obra original.

La planta de esta cámara se asemeja a una circunferencia irregular y achatada, que se amplía con tres pequeños entrantes trapezoidales delimitados por unos gruesos nervios curvados y ascendentes que componen una esbelta cúpula rematada en un óculo (Lámina III), asemejando dicha planta a una Cruz de Malta o Patada a la que le falta un brazo[2].

Una puerta abierta en la pared del entrante trapezoidal intermedio permite pasar a una diminuta estancia cúbica, con las paredes recorridas en su base por un estrecho resalte en forma de banco (Lámina IV). La cámara trapezoidal sur es ciega, en cambio, la meridional vuelve a presentar otra entrada diáfana, ahora para acceder al modesto y tosco pasillo que une le conjunto descrito -cámara en cúpula y cámara cúbica- con la galería. En el enlace del corredor con la galería volvemos a encontrar un nuevo umbral de mármol negro, de una sola pieza, que aún conserva las huellas del anclaje de un antiguo cierre (Lámina V). Esta puerta se diseñó, sin duda, para aislar debidamente el espacio de enterramiento propiamente dicho.

     

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[1] BENDALA, M.: La necrópolis romana de Carmona (Sevilla)”. Sevilla, 1976, p. 73. 

[2] La sala cupuliforme cuenta en la actualidad con un hueco irregular que, a modo de puerta, la comunica directamente con el patio. RODRÍGUEZ HIDALGO, J.M. (2001): “La tumba de Servilia. Nuevas aportaciones y revisión crítica”. CARMONA ROMANA, p. 149, citando a BENDALA GALÁN, M., dice que esta puerta se realizó originalmente para vaciar los residuos de la ejecución de las cámaras circular y cúbica subsidiaria, clausurada después con sillares enlucidos por dentro y por fuera.

 

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