Nomo: es la división territorial de Egipto, que tuvieron   su origen en los clanes nómadas del Neolítico, generando una vez el país fue unificado por los reyes de Hieracómpolis, un conjunto de provincia de carácter económico y fiscal.

Los griegos los llamaron nomos, y los egipcios, sepet. Las provincias tenían una capital, niwt, y un templo, het neter, en honor del dios del clan, convertido en divinidad titular de la ciudad.

El nomo contaba también con una residencia del nomarca, heka het, y tenía un emblema que le distinguía de los restantes, así como sus propias fiestas locales, y sus prohibiciones rituales y alimentarias. En total eran cuarenta y dos, veinte en el Delta, y veintidós en el Alto Egipto.

Los nomos en el mundo egipcio se podían representar de dos formas, mediante un emblema, que normalmente hacia referencia a la divinidad adorada en el templo principal, o bien mediante una personificación que, generalmente, iba tocada con el estandarte del nomo al que encarnaba.

REFERENCIAS

ALTO EGIPTO

Nomos Bajo Egipto

(Ampliar)

NOMO I DEL ALTO EGIPTO

NOMO II DEL ALTO EGIPTO

 

BAJO EGIPTO

Nomos Alto Egipto

(Ampliar)

 

Los cultos que se ejercían en los nomos egipcios eran herederos de los tiempos prehistóricos. Todos los nomos tenían una capital, y sus aldeas tenían sus propios dioses, aunque todos tenían un dios principal, al que solían asociarse divinidades menores dependientes.

La fotografía reproduce los nomos números 8 a 13 del Alto Egipto

Los dioses independientes se corresponden con las divinidades de los estados independientes prehistóricos, seguían siendo los propietarios del suelo, mientras el faraón reinante dirigía el culto, respetaba  las tradiciones y consentía que cada dios se mostrara propietario de su nomo.

La imagen recoge un fragmento del listado de nomos que se encuentra en el santuario de la barca, de época de Sesostris I, en el templo de Karnak. Están indicados los estandartes de cada uno de ellos, así como la divinidad tutelar y las medidas de los nomos.

Esta otra imagen contiene la personificación del nomo de Dendera, en forma del dios Hapi, una de las identidades del río Nilo. Procede del templo de Ramses II en Abidos, donde están incluidos en la iconografía todos, o al menos la mayoría de los nomos, en un cortejo de ofrendas mediante el cual se está procurando, mágicamente, el mantenimiento del culto gracias a los bienes cincelados en el ofertorio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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