LA REVUELTA JONIA

Heródoto nos cuenta,  que hacia el 500 antes de nuestra era, los Jonios decidieron alzarse contra la potencia más poderosa de esa época y que ese alzamiento fue el comienzo de un giro en la Historia del Mediterráneo Oriental.

La filosofía persa de gobierno se correspondía con los parámetros orientales de centralización, heredados de Asiria y Babilonia.

Esta rebelión supuso para los persas la oposición de un pueblo que se consideraba como tal y la preparación de una lucha en la que tuvo que utilizar recursos insospechados: enfrentamientos combinados por tierra y por mar.

Y un revés: no logró reducir la insurrección hasta pasados cinco años de lucha.

 

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  • BIZANCIO-EION

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CONSECUENCIAS

SITUACIÓN DE GRECIA

Lidia durante le reinado de Creso

Representación del rey Creso

Vista de la ciudadela de Sardes

Státera de Creso, Lidia

REYES DE LIDIA
FECHAS A.C.
Ardysus I 797- 761
Alyattes I 761- 747
Meles 747- 735
Candaules 735- 718
Gyges 718- 680
Ardysus II 680- 631
Sadyattes 631- 619
Alyattes II 619- 560
Creso 560- 546

 

 

Los griegos jonios comenzaron a sentirse desplazados desde que su territorio empezó a formar parte del  Imperio Persa, cuando Ciro conquista la ciudad de Sardes (547 ó 546 a.C), capital de Lidia, este acontecimiento lo detalla Heródoto en (Hdt. I, 79-85).

La revuelta de los jonios fue considerada tradicionalmente como la causa directa del comienzo de las Guerras Médicas.

Moneda de plata lidia, emitida  durante el reinado de Creso

Esta revuelta fue también el detonante de una cadena de levantamientos en el interior del Imperio Persa. Las causas básicas de estos levantamientos fueron económicas y motivaciones personalistas de los políticos jonios. Pero la causa subyacente es la política del Imperio Persa con respecto a las colonias griegas de Asia Menor.

Vista de la llanura junto a la río Hermus donde sucedió la batalla de Sardes, los montículos son tumbas reales lidias

 El sistema de gobierno utilizado por los persas era una serie de gobernadores griegos de su confianza y que consideraban fieles a su poder. Para los griegos estos gobernadores eran tiranos impuestos por los persas que bloqueaban la vida política de sus ciudades.

Estos tiranos eran considerados amigos de los persas y pertenecientes al círculo de los sátrapas. Por otra parte las fuerzas económicas jónicas no tardaron en culpar a las autoridades  políticas de la caída de los mercados jonios en el último tercio del siglo VI a.C..

La actividad económica había sufrido un desplazamiento de mercados después de la conquista de Egipto por Cambises. Este desplazamiento supuso la caída del centro comercial griego de Naucartis.

Otro elemento que propició  esta crisis fue la expedición realizada por Darío (513-512 a.C.) contra los escitas, de esta se derivó el control de los estrechos del Mar Negro, en poder de los jonios, anteriormente, comunicación vital para la economía y el comercio de Mileto. A este cúmulo de  desgracias se une la pérdida de la principal referencia del comercio occidental para Mileto,  la destrucción de la ciudad de Sibaris, los milesios en señal de luto se afeitaron la  cabeza. Sin embargo aunque las causas económicas fueron un gran elemento de inestabilidad y descontento no se convirtieron en el único motivo. 

La gota que colmó el vaso fue el menoscabo de la autoridad política en manos de los gobernadores  persas y sus aliados griegos. Para un griego, que su destino no fuera decidido por la asamblea de ciudadanos era una situación insostenible. Para  Heródoto la revuelta se produjo por motivos personales del tirano de Mileto, Aristágoras.

Guerreo persa, Susa, Inrán

Los exiliados de Naxos alentaron a Aristágoras para que  convenciera al tirano de Sardes, Artafernes,  de lo fácil que seria tomar Naxos, con la idea de  abrir un gran espacio comercial en el Mediterráneo, y Artafernes, quería entrar en la historia como Virrey de Asia Menor.

No contaron con la resistencia de Naxos, que no pudo ser conquistada, tanto el tirano de Mileto como el sátrapa de Sardes quedaron en mal lugar ante el Gran Rey. Heródoto apunta que Aristágoras debió ver como única salida le revuelta jonia para librarse de la venganza de los persas.

Hoplita griego, 500 a.C., con casco corintio, grebas cortas y coraza de campana.  reconstrucción, Connolly

Aristágoras renunció a la tiranía de Mileto, otros tiranos que habían sido  impuestos por los persas dejaron el poder, el campo  estaba abonado y la revuelta prendió rápidamente.

Por primera vez una provincia importante, fronteriza y estratégica se levantaba contra el poder persa. Estos son los hechos, aunque se han buscado otra serie de motivos para este levantamiento. Una cosa estaba muy clara: Aristágoras no se habría atrevido con la revuelta sin haber estado muy seguro de tener a una gran parte de la población a su favor.

Y  una de las cuestiones más discutidas es si la revuelta tuvo motivos económicos o nacionalistas o lo que quizá es mas verosímil, la unión de ambos.

Esta claro que las causas económicas tuvieron mucho peso y la conquista de Egipto por Cambises fue un duro golpe para el comercio jonio y para la ciudad de Naucratis y los otros mercados de los jonios, orientados a Mar Negro, sufrieron restricciones desde la ocupación de los Dardanelos y el Bósforo por Darío después de la expedición contra los escitas.

Otro factor que hizo caer el comercio focense fue el ascenso del comercio de los cartagineses y de los etruscos. Y como guinda la destrucción de Sibaris por su vecina Crotona (511/510 a.C.), que supuso la pérdida de unos de los enclaves que mejores relaciones tenía con los milesios. Los motivos económicos eran muy importantes pero ¿tenían el suficiente peso para enfrentarse a la primera potencia mundial?.

No sabemos si el otro factor fue tan influyente: el amor a la libertad, que había arraigado entre los griegos. El hecho de no decidir sus asuntos en la Asamblea les quemaba por dentro.

Las intervenciones  de los sátrapas y los aliados de los persas eran incompatibles con su fuerte sentido de ciudadanía.

Moneda de Sibaris (SU), nomos incuso de plata, 550-510 a.C

La primera medida de Aristágoras al abdicar de la tiranía fue proclamar la isonimia en esencia la igualdad de los ciudadanos ante la ley, un doctrina proclamada por Clístenes en Atenas, una  idea política que se transformó en una reivindicación de los jonios. Sin embargo el movimiento era muy débil, si no conseguían ayuda de las polis griegas del continente no tendría éxito.

Aristágoras realiza un viaje a Grecia continental entre el 500/499 a.C., para pedir ayuda, sólo Atenas y Eretria le prometen una ayuda mínima. La ayuda de Atenas no era inocente ni altruista, por una parte quería ampliar su territorio y dependía del trigo del sur de Rusia, y no deseaba que estuviera controlado por los persas. Esparta se negó, en parte por la manía que tenía a realizar expediciones marítimas y por el cercano enfrentamiento militar que tenía con Argos.

 

   

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