El templo griego, su evolución y la escultura aplicada a la arquitectura: relieves, metopas y frontones. Los grandes santuarios.

 

 

La escultura griega es parte de la arquitectura monumental, es prácticamente imposible separar ambos elementos artísticos. Consideramos que estas piezas forman un todo con los edificios a los cuales están asignadas por lo que hemos decididos estudiarlas en conjunción con el templo, dado que son inseparables.

Los templos griegos están íntimamente unidos al relieve. Las esculturas de bulto redondo eran talladas para ser contempladas de cara, mientras que la pintura y el dibujo, son, en esencia, artes narrativas. El relieve unifica estos dos conceptos. Hasta este momento, los maestros del relieve eran los egipcios y los orientales, que en sus magníficos frisos relataban miles de historias, mitos o anales políticos, sin embargo se trataba de un bajorrelieve, fino y a veces casi plano. Con el mundo griego llega el altorrelieve.

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ARQUITECTURA

 

 

 

 

 

 

Planta de un templo griego dórico y sus elementos (AMPLIAR)

 

 

Evolución del templo de Hera

(AMPLIAR)

 

 

Decoración escultórica del templo A de Prinias, Creta, Museo de Iráklion

(AMPLIAR)

 

 

Arquitrabe, Prinias

 

 

Parte inferior del arquitrabe, Prinias

 

Los primeros templos griegos eran muy pequeños, prácticamente una habitación de planta rectangular, y, en algunos casos, absidal, en cuyo centro, quizá como recuerdo de la arquitectura micénica, se situaba un hogar o un pozo de ofrendas, a esta sala se solía acceder por un pórtico situado en uno de los laterales del edificio.

Esta etapa esta sucedida por un periodo de monumentalización, se sitúa la imagen del dios, que se transforma en el punto focal del eje del edificio. La colocación de dicha estatua responde a una idea establecida de antemano, se ubica en el fondo de la sala y frente a la entrada principal del templo, la entrada este, todo este conjunto se equilibra con el pórtico situado en la parte posterior, paralelamente se elimina el hogar interior y se traslada al exterior, y se configuran los frontones y las metopas que darán origen a un espacio decorativo, origen del los relieves.

El desarrollo de la cornisa y el arquitrabe dan paso a la aparición de las acróteras, estatuas independientes que se colocan sobre los tres ángulos del triangulo que forma el frontón.

 Las zonas apropiadas para el relieve se sitúan por encima de la vista del espectador. El escultor tiende a realizar un relieve que esta más cercano a la escultura de bulto redondo, que le aleja del relieve plano tradicional y de la técnica del dibujo.

La escultura de altorrelieve responde a dos directrices elementales que son aplicadas en la mayor parte de las obras griegas, desde el arcaico hasta el periodo helenístico:

  1. Figuras de bulto completo, agrupadas en composiciones bidimensionales sobre un fondo plano.
  2. Se encuentran unidas al fondo, sin embargo las esculturas se encuentran talladas de forma individual, son estatuas completas e independientes.

Acrotera de un templo dedicado a Atenea (siglo VI a. C.)

Evolución del relieve durante la etapa arcaica.

Las primeras manifestaciones de relieves aparecen en Micenas procedentes de un templo dórico, y se trataba de una posible metopa, destacando una mujer envuelta en un manto, de perfil, pero mostrando un rostro dedálico vuelto hacia el espectador.

Plano del templo arcaico de Prineas, Creta

Los  templos de Prinias, Creta, presenta una manufactura semejante. Evidentemente el escultor realizaba tallas de bulto redondo, características que se pueden apreciar en los jinetes que se reproducen en el friso.

En las excavaciones realizadas en Prinias aparecieron dos edificios muy antiguos que son denominados Templo A y B, cuya planta es semejante a la del mégaron micénico.

 Mientras el templo B se divide en  tres secciones, vestíbulo, cella y opistódomos (vano situado tras la cella), el templo A tiene una naos y una cella muy alargada. Sin embargo la atención se dirige a un desfile de jinetes, desnudos, armados con lanza y escudo  sobre unos caballos de largas patas y desproporcionadas dimensiones. El conjunto estaba completado por dos estatuas de dos diosas sedentes afrontadas que se apoyaban sobre el arquitrabe de la puerta de la cella, bajo un friso de animales.

 

 

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