¿QUE
SABEMOS DE LOS GERMANOS POR LAS FUENTES CLÁSICAS?
de los germanos en el siglo I:
"... Mientras los germanos no hacen la
guerra, cazan un poco y sobre todo viven en la ociosidad dedicados al
sueño y a la comida. Los más fuertes y belicosos no hacen nada; delegan
los trabajos domésticos y el cuidado de los penates y del agro a las
mujeres, los ancianos y los más débiles de la familia, languidecen en el
ocio; admirable contradicción de la naturaleza, que hace que los mismos
hombres hasta tal punto amen la inercia y aborrezcan la quietud. Es
costumbre que espontánea e individualmente las tribus ofrezcan a sus
jefes ganado y cereales, lo cual, recibido por éstos como un homenaje,
también satisface sus necesidades. Pero ante todo les halagan los
presentes que les son enviados de pueblos vecinos, no sólo por
particulares, sino también oficialmente, tales como caballos escogidos,
ricas armas, faleras y collares ..."
Los pueblos germanos no habitan en
ciudades, es bien sabido, incluso no toleran que las casas sean
contiguas. Se establecen en lugares aislados y apartados, en
relación con una fuente, un campo o un prado, según les plazca. Las
aldeas no están construidas como nosotros acostumbramos, con
edificios contiguos y unidos unos a otros; cada uno tiene un espacio
vacío que rodea su casa, sea como defensa contra los peligros de
incendio, sea por ignorancia en el arte de la construcción. En
realidad, no emplean ni piedras ni tejas, se sirven unicamente de
madera sin pulimentar, independientemente de su forma o belleza. No
obstante embadurnan los lugares más destacables con una tierra tan
pura y brillante, que imita la pintura y los dibujos de colores. |
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También
acostumbran a excavar subterráneos que cubren con mucho estiércol y que
sirven de refugio durante el invierno y de depósito para los cereales,
puesto que estos lugares los preservan de los rigores del frío. Y de
este modo, si el enemigo aparece, sólo saquea lo que está al
descubierto, las cosas ocultas y enterradas o bien las ignoran o bien
por ello mismo les escapan, puesto que habría que buscarlas.
Para todos el vestido es un sayo sujeto por un broche o, a falta de
éste, por una espina; sin otro abrigo permanecen días enteros junto al
fuego del hogar. Los más ricos se distinguen por su vestidura no
holgada, como la de los sármatas y los partos, sino ajustada marcando
los miembros. También visten pieles de fieras, descuidadamente los más
próximos a las orillas, con más esmero los del interior, para quienes
las relaciones comerciales no pueden dar otro atavío. Eligen
determinadas fieras y adornan con manchas las pieles arrancadas (...) y
el vestido de las mujeres no difiere del de los hombres, excepto en que
las mujeres se cubren más frecuentemente con tejidos de lino adornados
con púrpura y en que la parte superior del vestido no se prolonga
formandolas mangas; llevan desnudos los brazos y los antebrazos, incluso
la parte alta del pecho aparece descubierta.
TACITO, "De origine
et situ Germanorum". Ed. E. Koestermann, Lipsiae in aedibus B.G.
Teubneri, 1949, II, fasc.2, pp. 14-15. Recoge M. RIU y otros, "Textos
comentados de época medieval (siglo V al XII)", Barcelona, 1975, pp.
30-32.
ORGANIZACIÓN LOS GERMANOS ANTES DE LAS OLEADAS
"... Eligen algunas veces por príncipes algunos
de la juventud, ya sea por su insigne nobleza, o por los grandes
servicios y merecimientos de sus padres; y éstos se juntan con los más
robustos, y que por su valor se han hecho conocer y estimar; y ninguno
de ellos se avergüenza de ser camarada de los tales y de que se los vea
entre ellos; antes hay en la compañía sus grados los cuales son
discernidos, por parecer y juicio del que siguen. Los compañeros del
príncipe procuran por todas las vías alcanzar el primer lugar cerca de
él; y los príncipes ponen todo su cuidado en tener muchos y muy
valientes compañeros; el andar siempre rodeados de una cuadrilla de
mozos escogidos es su mayor dignidad y son sus fuerzas; que en la paz
les sirve de honra y en la guerra de ayuda y defensa. Y el aventajarse a
los demás en número y valor de los compañeros, no solamente les da
nombre y gloria con su gente, sino también con las ciudades comarcanas;
porque éstas procuran su amistad con embajadas, y los hombres con dones;
y muchas veces basta la fama para acabar las guerras, sin que sea
necesario llegar a ellas.
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De manera que el príncipe pelea por la
victoria y los compañeros por el príncipe.
Cuando su ciudad está largo tiempo en
paz y ociosidad, muchos de los mancebos nobles de ella se van a
otras naciones donde saben que hay guerra, porque esta gente
aborrece el reposo, y en las ocasiones de mayor peligro se hacen más
fácilmente hombres esclarecidos. |
Y los príncipes no pueden sustentar
aquél acompañamiento grande que traen sino con la fuerza y con la
guerra: porque de la liberalidad de su príncipe sacan ellos, el uno un
buen caballo, y el otro una framea victoriosa y
teñida en la sangre enemiga. Y la comida y banquetes grandes, aunque mal
ordenados, que les hacen cada día, les sirven para sueldo. Y esta
liberalidad no tienen de qué hacerla sino con guerra y robos. Es fuerza ser enemigo de los enemigos del padre o pariente, y amigo de
sus amigos..."
TACITO, "De las
costumbres, sitio y pueblos de la Germania". Trad C. Coloma, "Obras
completas", col. Clásicos inolvidables, Buenos Aires, 1952, cap. XIII,
p. 732, cap. XIV, p. 733 y cap. XXI, p. 736.
¿CÓMO FUE LA RUPTURA DEL
LIMES EN EL 406 D.C.?
"... El pequeño número de los que
sobrevivimos fue
gracias no a nuestros méritos, sino a la misericordia del Señor. Pueblos
innumerables y feroces han ocupado el conjunto de las Galias. Todo el
país que se extiende entre los Alpes y los Pirineos, el que limita con
el Océano y el Rin, ha sido devastado por quados, vándalos, sarmatas,
alanos gépidos, herulos, sajones, burgundios, alamanos y -terrible
desgracia- los panonios se han convertido en enemigos, pues Assur ha
llegado con ellos (Salmo, 82,9) .
Maguncia, en otro tiempo ilustre, ha
sido tomada y saqueada. En su iglesia, millares de hombres han sido
masacrados. Worms ha sido reducida después de un largo asedio. Las
prepotentes urbes de Reims, Amiens, Arras, Torunai, Spira y Strasburgo
han sido trasladadas a Germania. Las provincias de Aquitania,
Novempopulania, Lugdunense y Narbonense, salvo un pequeño número de
ciudad, han sido completamente saqueadas. Las ciudades han quedado
despobladas por la espada y el hambre. No puedo recordar sin lágrimas a
Tolosa, cuya ruina sólo ha sido impedida por el mérito de su santo
obispo Exuperio. Hispania misma, tiembla recordando la irrupción de los
cimbrios ..." |
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SAN JERONIMO, "Carta a Geruchia".
Recogido por E.Mitre, P. Azcárate y A. Arranz, "Catástrofes medievales",
Cuadernos de Historia 16, nº 120, Madrid, 1985, Textos, p. III.
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