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MESOPOTAMIA: HISTORIA DE UNA INVESTIGACIÓN

 LAS FUENTES: LA ESCRITURA CUNEIFORME Y LA INTERPRETACIÓN DE UN SISTEMA .

La Arqueología desde luego ha sido crucial para comprender el mundo mesopotámico. Sin embargo desde los comienzos de la investigación la interpretación de las fuentes escritas constituiría un factor determinante para completar los conocimientos de los historiadores.

La Piedra Michaux era a  principios del siglo XIX el objeto mesopotámico más importante, fue llevada a Francia por el botánico Michaux y depositada en la Biblioteca Nacional de París. La inscripción que tenía grabada fue comentada en los ambientes eruditos de la época.

El sistema de escritura cuneiforme era desconocido y algunos pueblos que lo utilizaron como los sumerios, acadios o hititas no tenían ni denominación que los identificara, vamos que ni siquiera existían para la historia.

No se puede disociar la Arqueología y la Lingüística, cuando se estudia la evolución de la interpretación de fuentes de la civilización mesopotámica.

 

Fragmento de la Piedra Michaux

Los eruditos del siglo XIX intentaban descifrar aquellos documentos grabados en arcilla que reproducían una serie de signos extraños en forma de clavo que sin duda eran un tipo de escritura. La escasez de documentos de esta escritura motivó, en cierta medida, la excavación de nuevos yacimientos.

 

El abate Barthélémy, que había descifrado el fenicio gracias a la versión griega de un texto bilingüe encontrado en Malta, dio instrucciones al abate J. de Beauchamps, vicario general en Bagdad en 1786, para que le enviara la mayor cantidad de textos posible, y preferentemente en lenguas distintas, a fin de facilitar su desciframiento, y fue ese mismo J. de Beauchamps quien realizó las primeras excavaciones en Babilonia. La unión entre la Epigrafía y la Arqueología sacó la luz centenares de miles de tablillas. En cuanto a P. E. Botta, él aportó, de la primera excavación realizada, dos enormes volúmenes de copias de inscripciones, prueba, evidente, que, en esos momentos, esas dos disciplinas, estaban íntimamente unidas.

Tablilla sumeria en cuneiforme pictográfico

Los arqueólogos encontraron decenas de millares de textos del período de Ur III; textos que tratan mayoritariamente de temas comerciales (contratos, cuentas) y actas judiciales, una cantidad menor recogen temas literarios o religiosos.

Su interés reside en el hecho de que nos dan una idea, no sólo de las transacciones financieras, sino también de la naturaleza de los informes familiares, de los convenios entre el Estado y el pueblo, de los contratos entre individuos, de los tipos de mercancías fabricadas... es pues el desarrollo del comercio que es la causa de la invención de la escritura al final de los IV e M. a.C.

 

La escritura cuneiforme

Este término se aplica a una serie de signos que tienen forma de clavo clavo y se realizaron con un instrumento en forma de cuña, por lo que reciben el nombre de cuneiformes. Aparecen grabados en tablillas de arcilla y también se han encontrado en inscripciones hechas en metales, piedras, estelas y otros materiales. Los textos más antiguos que se escribieron en cuneiforme tienen unos 5.000 años y los más modernos proceden del siglo I d. C.

La escritura cuneiforme, tiene su  punto de origen en el sur de Mesopotamia, posiblemente en Uruk, se cree que fue inventada por los sumerios, quienes escribieron con estos signos procedimiento en su propia lengua; después fue utilizada para escribir en acadio, lengua de la que se derivan tanto el asirio como el babilónico.

El acadio, fue considerado lengua de intercambio entre los pueblos fue después el idioma de los habitantes de Sumeria, se estudió en las escuelas de todos ellos, y así se difundió el empleo de la escritura cuneiforme por Asia Menor, Siria, Persia y también fue la escritura de los documentos diplomáticos del imperio egipcio.

Se utilizó además como signos de escritura de las lenguas que se hablaban en esa región, y no sólo para usos diplomáticos, dado que se escribieron con ella otros idiomas, como el hurrita del norte de Mesopotamia, Siria y Asia Menor, el eblaita de Siria, el hitita, el luvita, el palaitico y el ático, que se hablaron en Anatolia y Asia Menor, el urarteo, también conocido como vánico, de Armenia y el elamita de Persia.

Por otro lado, se desarrollaron nuevos sistemas de escritura, que empleaban las cuñas como formas básicas para sus caracteres, pero que diferían de las formas babilónicas tanto en las configuraciones como en el uso estricto de ellas. Tales sistemas dieron lugar en Siria a la aparición de la escritura ugra de la lengua ugra, una lengua semítica, y en Persia a la aparición de la escritura persa que representó el persa arcaico desarrollado en el periodo aqueménida (del 600 a.C. al 330 a.C.).

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