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MESOPOTAMIA: HISTORIA DE UNA INVESTIGACIÓN LAS FUENTES: LA ESCRITURA CUNEIFORME Y LA INTERPRETACIÓN DE UN SISTEMA . La Arqueología desde luego ha sido crucial para comprender el mundo mesopotámico. Sin embargo desde los comienzos de la investigación la interpretación de las fuentes escritas constituiría un factor determinante para completar los conocimientos de los historiadores.
Los eruditos del siglo XIX intentaban descifrar aquellos documentos grabados en arcilla que reproducían una serie de signos extraños en forma de clavo que sin duda eran un tipo de escritura. La escasez de documentos de esta escritura motivó, en cierta medida, la excavación de nuevos yacimientos.
El abate Barthélémy, que había descifrado el fenicio gracias a la versión griega de un texto bilingüe encontrado en Malta, dio instrucciones al abate J. de Beauchamps, vicario general en Bagdad en 1786, para que le enviara la mayor cantidad de textos posible, y preferentemente en lenguas distintas, a fin de facilitar su desciframiento, y fue ese mismo J. de Beauchamps quien realizó las primeras excavaciones en Babilonia. La unión entre la Epigrafía y la Arqueología sacó la luz centenares de miles de tablillas. En cuanto a P. E. Botta, él aportó, de la primera excavación realizada, dos enormes volúmenes de copias de inscripciones, prueba, evidente, que, en esos momentos, esas dos disciplinas, estaban íntimamente unidas.
Este término se aplica a una serie de signos que tienen forma de clavo clavo y se realizaron con un instrumento en forma de cuña, por lo que reciben el nombre de cuneiformes. Aparecen grabados en tablillas de arcilla y también se han encontrado en inscripciones hechas en metales, piedras, estelas y otros materiales. Los textos más antiguos que se escribieron en cuneiforme tienen unos 5.000 años y los más modernos proceden del siglo I d. C.
Se utilizó además como signos de escritura de las lenguas que se hablaban en esa región, y no sólo para usos diplomáticos, dado que se escribieron con ella otros idiomas, como el hurrita del norte de Mesopotamia, Siria y Asia Menor, el eblaita de Siria, el hitita, el luvita, el palaitico y el ático, que se hablaron en Anatolia y Asia Menor, el urarteo, también conocido como vánico, de Armenia y el elamita de Persia. Por otro lado, se desarrollaron nuevos sistemas de escritura, que empleaban las cuñas como formas básicas para sus caracteres, pero que diferían de las formas babilónicas tanto en las configuraciones como en el uso estricto de ellas. Tales sistemas dieron lugar en Siria a la aparición de la escritura ugra de la lengua ugra, una lengua semítica, y en Persia a la aparición de la escritura persa que representó el persa arcaico desarrollado en el periodo aqueménida (del 600 a.C. al 330 a.C.). |