ESCULTURA SUMERIA

 

Mesopotamia, o el País entre Ríos, término proveniente del griego mesos (medio), potamos (río), se encuentra distribuido entre los actuales estados de Siria e Irak.

El territorio combina una zona de meseta, la Alta Mesopotamia, y una llanura aluvial que constituye la Baja Mesopotamia, teniendo como límites una serie de accidentes geográficos:

Al norte las montañas de Armenia, al este los montes Zagros, al sureste el Golfo Pérsico y al oeste el desierto Sirio.

Esta región asistió al nacimiento de la agricultura en el Próximo Oriente aproximadamente hacia el VIII milenio a. C., pasando a formar parte de un amplio territorio que se extiende desde el extremo norte del golfo Pérsico, rodeando la parte septentrional del desierto sirio hasta Palestina y los límites de Egipto, que ha sido conocido como el Creciente Fértil, y que cuenta con una característica común, la existencia de tres grandes ríos, el Nilo con 6670 km. de extensión aproximadamente, el Eúfrates con 2800 km. de recorrido, y el Tigris con 1900 km. de longitud.

Mesopotamia, situación de Sumer

En el transcurso del VII m. a. C. comienzan a surgir en Mesopotamia una serie de pueblos que, gracias a los avances agrícolas y ganaderos, sufren un incremento paulatino en el tamaño de los asentamientos así como en las poblaciones existentes, lo que también conlleva una mayor especialización en el trabajo y la aparición de contactos comerciales más frecuentes en busca de las materias primas de las que se carece. Con el desarrollo de los sistemas de irrigación, la agricultura se extiende al centro y sur de Mesopotamia, facilitando la aparición de nuevos asentamientos que se articulan en una serie de culturas.

La cultura de Hassuna se desarrolla durante la primera mitad del VI m. a. C. en el norte de Mesopotamia. De ella se conoce el cultivo de cereales, trigo escanda, carraón[1] y cebada de dos carreras y sin cáscaras, y la cría de ganado, fundamentalmente ovejas, cabras, ganado ovino y cerdos, que se complementan con la caza de bóvidos, gacelas y onagros.

Su hábitat estaba formado por casas sencillas construidas en adobe, si bien, gradualmente van evolucionando pasando a contar con diversas estancias que se utilizaban tanto para trabajar como para vivir, así como con almacenes y patios interiores.

En este período ya aparecen los primeros indicios de fundición de cobre, aunque muy escasos, también aparecen cerámicas pintadas y sellos de impresión, lo que sugiere la existencia de la propiedad privada.

La cultura de Samarra aparece en la región central del Tigris, y es parcialmente coetánea a la cultura de Hassuna. Durante su existencia se produce el perfeccionamiento de las técnicas de irrigación, centradas  en el cultivo de híbridos, apareciendo cebada de seis carreras, trigo para elaborar pan y lino de semilla larga. Estas técnicas se evidencian en Choga Mami, en donde también se han encontrado fragmentos de cerámica pintada con restos de representaciones femeninas y animales, así como figuras femeninas que exhiben pinturas faciales y restos de tatuajes.

La cultura de Halaf  se asienta en el norte de Mesopotamia a mediados del VI m. a. C., lo que puede significar un nuevo aporte de población que introduce un nuevo tipo de asentamiento, viviendas de forma circular que en algunos casos llegan a contar con más de 10 m. de diámetro, y nuevas prácticas funerarias, tanto de inhumación, con sepulturas en forma de pozo, como de ritos de incineración, enterrándose las vasijas con las cenizas del difunto bajo el suelo de la casa.

 

 

Cerámica Samarra

 

Cerámica Halaf

Durante la cultura de Tell el’Ubeid, datada aproximadamente a mediados del VI m. a. C., su rgen los primeros establecimientos en las zonas meridionales de Mesopotamia. Estos asentamiento también basan su economía en la agricultura de regadío, aprovechando las inundaciones del Eúfrates con el fin de obtener cosechas más abundantes.

Ejemplo de esta cultura es Eridú, población que llegaría a poseer alrededor de 4000 habitantes, estimulando un desarrollo de los contactos comerciales así como la aparición de un rudimentario sistema de contabilidad, que a la larga llevaría a la creación de la escritura como forma de controlar la economía.

Al final del período de ‘Ubeid la población comienza a sufrir un proceso de centralización y jerarquización que llevará a la aparición a mediados del IV m. a. C. de la “sociedad urbana”.

Hacia el 3500 a. C. durante el período conocido como Uruk Final, en el sur de Mesopotamia se desarrollan las primeras poblaciones que pueden ser definidas como ciudades-estados, siendo algunas de las más importantes Ur o Uruk.

 

Localización de la  cultura Ubeid y de Eridú

En esta última ciudad, y con fechas de 3250 a. C. aproximadamente, aparecen los primeros registros con la “escritura” más primitiva, que combina una serie de números con representaciones de animales domésticos.

La escritura silábica sumeria más antigua conocida se data hacia el 2500 a. C. aproximadamente y proviene de Abu Salabikh, población cercana a Uruk.

Gradualmente comienzan a aparecer otras ciudades como Nínive, Tepe Gawra, Eshunna, etc..., que hacia el 2300 a. C. serán unificadas por Sargón de Accad.

A la fase final del IV m. a C. se la denomina Época Dinástica Arcaica, aunque también es conocida como Protodinástico o Época Presargónida. En este período ya se podría comenzar a hablar de sumerios, denominados en algunas fuentes como  "Cabezas Negras".

Posteriormente en Mesopotamia se asentarán diferentes grupos de población:

  •  Norte (Yazira), se desarrollan las civilizaciones asiria y mitania.

  •  Sur (Akkad), ocupado por los semitas accadios.

  •  Zona más al sur (Sumer), territorio conocido más adelante como Babilonia.


 

[1] Trigo de espigas dísticas, es decir, colocadas en dos filas y comprimidas, y de grano también comprimido.

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