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ARTURO DE BRETAÑA LOS MITOS CELTAS DE UNA LEYENDA LAS ARMAS ARMAS DEFENSIVAS El escudo (en latín: dypeus, parma, seutum), que constituye el arma por excelencia del guerrero, símbolo de su rango y de su función. Se le entrega en el momento en que, por primera vez, se le admite entre los combatientes. A partir de ese momento, abandonarlo sería un deshonor.
Se reconocía al rey mediante su elevación sobre el "payes" (escudo). El escudo, de forma redonda o elíptica, estaba formado por planchas de madera recubiertas de cuero. El diámetro era de unos 80 o 90 cm, el espesor entre 0,8 y 1,2 cm. En el centro estaba el umbo (de una altura media entre 6 y 10 cm). La forma del umbo podía variar, siendo cóncava hacia el 500, convexa algo más tarde y en forma de pan de azúcar hacia el 700. La armadura (en latín: lorica, thorax, bruina) debió de estar formada la mayor parte de las veces por anillos de metal (entre 35000 y 40000 anillos eran precisos para una cota de mallas alamana, en forma de camisa, con capuchón y mangas muy cortas, que llegaban hasta las nalgas y las rodillas), pero también por una casaca de cuero recubierta de escamas de metal. Las perneras (en latín: ocreae, en lengua germánica Bagnhergae) solo se mencionan en la Lex rihuariac.El casco (en latín: galea, helmo) podía ser tanto un simple casquete de hierro como una armadura metálica recubierta de cuero o de paño.
Habría, evidentemente, que poner en relación la difusión de las armas con los condicionamientos políticos y económicos, aunque también, cosa que muchas veces se ha olvidado, con las tácticas utilizadas. Así, en la época de las grandes invasiones y a comienzos de la época merovingia, el predominio de la espada y del hacha estuvieron unidos a un tipo de combate individual, por lo que una batalla podía descomponerse entonces en una serie de combates paralelos y simultáneos. Más tarde, con la intervención de grupos de guerreros que combatían de forma colectiva y al unísono, el predominio paso la sax.De todas formas, cada pueblo tenía sus propias costumbres guerreras. De esta forma, en lo referente al empleo del caballo, podían contraponerse francos y anglosajones, entre los que los combatientes a caballo constituían una excepción, a los vándalos, los ostrogodos, los visigodos y los lombardos, entre los que eran muy abundantes y, en algunos casos, preponderantes. |