ARTURO DE BRETAÑA LOS
MITOS CELTAS DE UNA LEYENDA

LAS ARMAS
ARMAS
OFENSIVAS
Armas ofensivas
El
hacha de combate (en latín:
securis, securis missilis, francisca, bipennis). Aunque podía
utilizarse en la lucha cuerpo a cuerpo, se trataba fundamentalmente de un
arma arrojadiza, que los francos, según Procopio, "a una señal dada y
desde el primer choque", lanzaban todos a un tiempo contra los enemigos.
Experimentos han demostrado que,
haciéndola girar sobre si misma, una francisca, con un peso de 1,2 kg
(longitud del mango, 40 cm; longitud del hacha, 18 cm) podía alcanzar
a un adversario a 4 m (rotación simple), a 8 m (rotación doble) y a 12
m (rotación triple).
El hacha de combate se encuentra en las
tumbas desde mediados del siglo v hasta comienzos del VII.
Era utilizada tanto por soldados de a
pie como por jinetes. Su peso oscilaba, y el de la parte de hierro iba
desde los 300 a los 900 g, más o menos. |
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La lanza (latín: lancea,
hasta). Caña de madera, con un trozo corto de hierro, de punta
ancha y muy afilada por ambos lados. En (latín: azigo) constituía
una variedad de la lanza, provisto de un asta de hierro bastante fino, con
sección unas veces circular y otras poligonal o cuadrada y cuya longitud
oscilaba entre 80 y 125 cm.
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En una de sus extremidades, este asta
terminaba con una cabeza de flecha, guarnecida en general de espolones
y ganchos; en el otro extremo se prolongaba mediante un mango de
madera.
Un texto de Agatias evoca su utilización
en el combate: los angones son picas ni muy pequeñas ni muy largas.
Sirven para ser arrojados, llegado el caso, como las azagayas y son
adecuados para la lucha cuerpo a cuerpo. La mayor parte de ellos esta
recubierta de hierro, de forma que se ve muy poco de la madera, apenas
la parte inferior. |
En la parte superior, en la extremidad
de la pica, arrancan de cada lado y del cubo mismo donde se inserta el
mango, puntas dobladas, curvadas en forma de gancho e inclinadas hacia
abajo. En medio de la confusión, el franco lanza este angón y si el arma
alcanza el cuerpo enemigo, el dardo se hunde en el, como es natural, y ni
el que ha sido alcanzado ni nadie puede retirar la pica con facilidad, ya
que lo dificultan las puntas ganchudas que, al penetrar profundamente en
la carne, producen dolorosas heridas, de forma que, aunque no haya sido
alcanzado mortalmente, muere también de sus heridas. Si el dardo se queda
incrustado en el escudo, queda colgado de el y es
arrastrado colgando su parte extrema
sobre el suelo.
El hombre alcanzado no puede ni retirar
la lanza (del escudo) debido a los ganchos que han penetrado en el, ni
cortarla con la espada, ya que no puede llegar hasta la madera,
rodeada como esta de hierro. Cuando el franco ve a su enemigo en tales
dificultades, rápidamente pone el pie sobre el extremo inferior del
angón y lo sujeta; presionado de esta forma, el escudo es arrastrado v
la mano que lo sujeta cede, con lo que quedan descubiertos la cabeza y
el pecho.
El franco tiene en ese momento a su
adversario indefenso y le mata con facilidad, bien golpeándole en la
frente con su hacha, bien atravesándole la garganta con otra lanza. |
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El poema Walthar del siglo I, nos habla de
otra forma de utilización del angón, muy poco verosímil: en la extremidad
de cada mango se hallaba unida una cuerda de tres cabos, cada uno de ellos
sujeto por un guerrero; se lanzaba el angón contra el escudo enemigo, los
ganchos se clavaban en el y, a la vez, los tres guerrero tiraban,
obligando al enemigo a abandonar su escudo y luchar, por tanto, sin
protección. La presencia del personaje de Lancelot, introducido por el
reflujo del otro lado del Canal, lleva consigo la aparición de la lanza
como elemento distintivo.
La
espada, mediante la confrontación de hallazgos arqueológicos y
documentos escritos, se ha podido llegar a la siguiente tipología:
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La espada grande,
simétrica y con doble filo (en latín: spatlza, ensis, gladius).
De lámina bastante fina, con una longitud entre 75 y 90 cm y una
anchura de 6 cm.
Este arma, relativamente rara, a menudo
con adornos, alabada por Casiodoro a comienzos del siglo VI, se
caracteriza por tener una empuñadura y una guarnición ligeras, por lo
que su centro de gravedad estaba relativamente cercano a la punta, lo
que la convertía en un arma apropiada para los soldados a caballo. |
Posiblemente esta sería la tipología de Excalibur, la espada protagonista
de la leyenda, la ofrecida por la Dama del Lago a Arturo una vez rota la
espada del yunque, aunque no parece existir unanimidad en la existencia de
dos espadas, yo mantengo la hipótesis de una doble arma
La espada corta (de una
longitud media de 40 cm), que podría identificarse con la
semispatha de los textos latinos, yo identifico la espada del
yunque con esta tipología, la espada del yunque es la que legitima la
realeza, realeza íntimamente ligada con la dominación romana, pienso
que esta tipología es más propia de una espada romana, corita y recta.
La espada de un solo filo, que los
arqueólogos quieren identificar con los términos latinos de sax
y seramasax. Otros sinónimos posibles son: scramus,
muero, culteltus.
La scramasax podía
alcanzar hasta unos 85 cm de largo, con una anchura comprendida entre
los 4 y los 6,5 cm y ub espesor en su parte dorsal entre 1 y 1,2 cm.
Existían también sax más pequeñas, incluso de unos
20 cm, usadas para el combate como par la vida diaria |
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El
arco, cuya presencia se puede atestiguar en las tumbas merovingias de
los siglos VI y VII, por las puntas del flecha bastante abundantes, no
identificada como arma de caballeros porque impide la lucha cuerpo a
cuerpo, es un símbolo de cobardía
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